El acceso a la pornografía
«El acceso a la pornografía» es el título de un artículo de opinión publicado en Tempos Dixital que escribí recientemente junto a mi maestra, compañera y experta, Chis Oliveira. Es un artículo breve, compartido íntegramente en la página de Tempos Dixital incapaz de abordar íntegramente un problema de calado como es la industria pornográfica. Aún así creo que puede brindar una gran oportunidad para señalar algunos elementos relevantes y abrir la discusión pública. ¡Ojalá os resulte de máximo interés!
El acceso al porno (para Tempos Dixital)
Hace poco recibíamos con interés el adelanto que hacía Pedro Sánchez de una propuesta de ley integral para frenar el acceso de menores al porno en internet. Habló del diseño de una herramienta de verificación de la edad, similar a la firma digital, que regule el acceso a webs y permita el control de las plataformas de la industria pornográfica. Sin entrar en el análisis de las consecuencias sobre las personas adultas, nos preguntamos: ¿Por qué es urgente este tipo de medidas? ¿Por qué es inaplazable abordar la pornografía?
Más allá de los «datos espantosos» que compartía el presidente, son muchas las voces autorizadas, entre ellas la nuestra que, como expertas en educación sexual, llevamos muchos años advirtiendo del problema y de la gravedad de las consecuencias que constatamos en el aula. Los informes e investigaciones hablan de un aumento de las agresiones sexuales a edades cada vez más tempranas, paralelamente sabemos que uno de cada cuatro jóvenes menores de 12 años consume porno. Se trata de un fenómeno complejo, que no es fácil de sintetizar, pero que requiere ser abordado con rigor y contundencia.
Confusión entre sexualidad y violencia
Nos preocupa la confusión entre sexualidad y violencia que alienta la pornografía. Asfixias, golpes, humillaciones, escupir en la cara, tirar del cabello, pisar la cabeza y actos similares, son violencia, no sexo, pero la pornografía alimenta este imaginario donde sexo va de la mano de la dominación y del sometimiento. Los niños aprenden a excitarse en el rol de dominar a las niñas.
Si en el terreno del íntimo normalizamos estos discursos, estamos socavando los esfuerzos por construir igualdad. Es bien sabido que en las escuelas y en las familias hemos avanzado mucho en estas conquistas, pero si dejamos que en la sexualidad las mujeres seamos deshumanizadas y consideradas objetos de consumo, estamos retrocediendo. La pornografía es una escuela de desigualdad que ataca todo el trabajo coeducativo.
Sexo y poder
También es peligrosa la relación entre sexo y poder que valida el porno. No solo el poder de la violencia explícita, sino también toda la normalización de la insistencia, a pesar de la ausencia de deseo de las mujeres, de situaciones de abuso o la infantilización cuando las mujeres fingen ser niñas para la excitación masculina. Los niños normalizan el privilegio de acceder al cuerpo de las mujeres cuando quieran y las niñas aceptan acríticamente que pueden sacar dinero rápido de Onlyfans. Además, detrás de la pornografía «gratis» está el reclamo publicitario para acceder a la prostitución. Es habitual encontrarse mensajes como este: «Una vecina muy caliente está deseando conocerte, te espera a 5 quilómetros».
Avances insuficientes
La solución para un problema de esta envergadura no es fácil. La legislación y las herramientas que se están proponiendo son un avance, pero es insuficiente. En otros países, los menores ya se han mostrado capaces de burlar los controles. No bastará solamente con la prohibición. Precisamos también de un abordaje integral que coloque en el centro la educación afectivo-sexual.
Cuidado, respeto y disfrute mutuo
Hay que tender hacia un sexo placentero, deseado e igualitario. Así, las prácticas que presenta la pornografía no solamente serán cuestionadas, sino consideradas inconcebibles para los hombres y las mujeres del futuro. La sexualidad tendrá más que ver con el cuidado, con el respeto y con el disfrute mutuo, y ahí la pornografía como la conocemos no tendrá cabida.
¡Gracias por leernos!
Esperamos que este artículo os haya aportado algunas claves para la discusión pública de un tema cada vez más preocupante. El artículo originial «El acceso a la pornografía» en gallego podéis encontrarlo en Tempos Dixital. No dudéis en hacernos llegar vuestras opiniones.
¡Abrazos prismáticos!