No hay relevo en el feminismo 

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No hay relevo en el feminismo

«No hay relevo en el feminismo» es el título de un artículo de opinión publicado en El Faro de Vigo en galego. ¡Ojalá os guste!

No hay relevo en el feminismo (para Faro de Vigo)

Vuelvo de una jornada de formación y en la víspera del 8M leo en la prensa que por primera vez desciende el número de mujeres jóvenes que se declaran feministas. Suenan las alarmas dentro del feminismo, no es para menos. La mayoría de nosotras luchamos por un futuro que, casi seguro, no disfrutaremos. Luchamos por ellas, por las del futuro, con la ilusión de que cada generación de mujeres sea más libre que la anterior. ¿Hay algo más descorazonador que sentir que nuestro legado no va a ser recogido por las siguientes? 

Viajo con la memoria al pasado y recuerdo que mi yo preadolescente no se consideraba feminista. Ni machismo, ni feminismo, igualdad. No era consciente ni de las desigualdades que yo misma encarnaba. Tuvo que venir una profe del instituto a prestarme unas gafas lilas, o a quitarme la venda, para sortear la miopía machista que me impedía ver la realidad como era. Desde entonces devuelvo el favor haciendo pedagogía, aula a aula, conversación a conversación, café a café. Recojo como puedo el legado heredado, desde Beauvoir a Angela Davis, de Olympe de Gouges a Celia Amorós. El pasado nos enseña que cíclicamente cada avance feminista es seguido de una respuesta patriarcal feroz. Ola a ola, adelante y atrás, somos marea violeta imparable. Cada revuelta un pasito más cerca de la ansiada igualdad.

La semana pasada, en la búsqueda de respuestas, le pregunté a una niña de 14 años donde encontraba la fuerza para luchar a diario con la respuesta patriarcal de sus compañeros de clase. Me dijo que en la lectura. Le pregunté si alguna autora en particular. Me nombró a Mary Wollstonecraft, una feminista del siglo XVIII. Me quedé boquiabierta. Entendí todo de pronto. No hay relevo en el feminismo. Junto a esta lectora de 14 años marchamos las que nos quebramos la garganta gritando contra la manada. Y bien juntitas, a nuestro lado, las mujeres del tren de la libertad y la bisabuela que la dictadura franquista no pudo parar. Está muy claro. No hay relevo en el feminismo. No lo hay porque aquí, en nuestra lucha, ninguna de nosotras abandona.

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