Qué esconde la brecha salarial de género 

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«Igual salario por igual trabajo» ha sido una de las principales demandas históricas del feminismo. Es posible creer que, actualmente, esta proclama está obsoleta. ¿Lo está realmente? ¿A qué se refiere entonces la «brecha salarial de género»? En este artículo intentamos dar un poco de luz a estas preguntas.

Seguro que os habéis encontrado con diferentes cifras que representan la brecha salarial de género, esto se debe a que existen diferentes formas de calcularla (cálculo anual, mensual, por hora, etc.). Lo importante es que, independientemente de cómo se calcule, el resultado siempre muestra una desigualdad salarial entre mujeres y hombres.

A la vez, hay quien duda de que este hecho tenga relación con la desigualdad de género, atribuyéndolo a situaciones y casuísticas particulares. Veamos cómo funciona empleando tres creencias muy extendidas.

Las empresas no pagan menos a las mujeres que a los hombres por ser mujeres

Lo cierto es que nosotras tampoco nos imaginamos a las empresas estableciendo un salario base diferente a las personas en función de su sexo. Entonces, ¿qué está pasando?

En ocasiones, nos encontramos con puestos distintos con diferente salario base, pero que tienen un igual valor, es decir, tareas y responsabilidades similares ¿Y por qué pasa? Muy simple: de forma inconsciente otorgamos mayor valoración (lo que se traduce en un mayor salario) a aquellas tareas y trabajos desempeñados tradicionalmente por hombres o asociados con características “masculinas”. Con ejemplos se ve mejor:

La categoría profesional «camarera de piso» ha cobrado tradicionalmente menos que la categoría «camarero de barra»; «envasadoras» frente a «mozos de almacén». Diversas sentencias de tribunales demuestran esta situación.

Aun así, ¡sorpresa! también nos podemos encontrar con puestos iguales en los que ellas cobran menos. Un motivo puede ser la valoración de los complementos salariales. Cuando éstos se otorgan en función de la disponibilidad, la asistencia, posibilidad de viajar, etc., se penaliza a quien se acoge a los permisos y excedencias relativos a la conciliación (que son en amplia mayoría las mujeres).

Por tanto, ¡de esto no nos libra ni la aplicación del convenio colectivo!

Las mujeres cobran menos porque trabajan menos horas

Si sostenemos esta justificación acríticamente, estamos aceptando que las mujeres son las responsables de los cuidados y tareas domésticas. Perdonad que lo digamos así, pero esta es una de las trampas más viejas del patriarcado y encuentra su origen en creencias y mandatos profundamente arraigados.

Podríamos desarrollar que el acceso y participación en el mercado laboral se organiza bajo la asunción de que las personas somos seres absolutamente independientes sin necesidades de cuidados. Pero hoy nos centramos en que son las mujeres las que se acogen a las medidas de conciliación y a las jornadas parciales y ver qué sucede con esto.

De los contratos a tiempo parcial en España (según datos de la encuesta de población activa de 2023), un 73% pertenecían a mujeres frente al 27% de hombres. Si lo cruzamos con los datos de la última encuesta del INE sobre el uso del tiempo (2010), las mujeres dedican unas 4,5 horas al día a tareas de cuidado y hogar, frente a las 2,5 horas de los hombres. Bueno, se puede explicar de distintas formas, pero todas nos llevan a la misma respuesta: corresponsabilidad.

Las mujeres eligen sectores históricamente peor pagados

Esta afirmación da entender que la brecha salarial de género es consecuencia de la libre elección de las mujeres. Bien es sabido que la interiorización de estereotipos de género desde la infancia resulta, por ejemplo, en una infrarrepresentación de las mujeres en algunos campos y viceversa.

Pero también preguntémonos por qué, justamente, los sectores feminizados son los históricamente peor pagados. No sé qué pensáis, pero nosotras siempre que vemos estas relaciones aplicamos la sospecha.

Llamamos a reflexionar sobre el valor social y, por tanto, económico que damos a los diversos empleos. Parecía que la pandemia nos conduciría a un cambio de valores al mostrarnos aquellos trabajos (remunerados y no remunerados) que no podían parar, que sostenían todo lo demás. Ya sabemos cómo acabó esta historia.

¿Qué pensáis?

«Igual salario por igual trabajo» es una demanda obsoleta o no. ¡Esperamos vuestras reflexiones!

¡Abrazos prismáticos!

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