En una sociedad dirigida por el tiempo, en Prisma somos resistencia y vivimos ajenas a él… Bueno, en realidad no, eso es solo lo que nos contamos. Lo cierto es que no por ser unas rebeldes sino por todo lo contrario, en 2023 no encontramos el tiempo para mencionar una noticia sobre la crisis de valores que se hizo eco y con la que hoy os acercarmos un tema que nos gusta mucho: el ecofeminismo. Y así enlazamos ya con algunos nombres muy relevantes con motivo del día internacional de la mujer y la niña en la ciencia. Como veis, nos queda un artículo redondito.
La noticia
La noticia en cuestión versaba sobre una investigación científica de talla internacional impulsada por un grupo español y la cual los medios resumían en estos titulares:
«La infravaloración de la naturaleza es la base de la crisis climática»
«La ciencia demuestra que la crisis de valores destruye la naturaleza»
Esta investigación que recibió tanta atención de los principales medios fue publicada en la revista Nature y, seguramente, lo segundo explica lo primero.
Por un lado, nos alegramos de que este tipo de conclusiones sean noticia. Sin embargo, este tema de la crisis de valores nos recuerda demasiado a los planteamientos de las pensadoras y activistas ecofeministas que, desde la década de los 70 y desde todos los puntos geográficos (Norte y Sur Global), exponen que la raíz del problema es la forma en la que el ser humano se relaciona con la naturaleza; y, más concretamente, los valores sobre los que se construye esta relación. Pero vamos a explicarlo un poquito mejor.
De la ecología al feminismo y viceversa
Allá entre los 60 y 70 del siglo pasado, la preocupación por la contaminación llevó al auge de los movimientos ecologistas. Fue, precisamente, la publicación en 1962 de la obra «La primavera silenciosa», de la escritora y bióloga marina Rachel Carson (la mujer que aparece en la fotografía de esta entrada), la que despertó la conciencia ecológica como movimiento de masas. Lo revolucionario de su aportación fue identificar y señalar cómo las acciones humanas tienen consecuencias sobre la naturaleza. Pero también cómo pueden llegar a ser un riesgo para la propia salud y vida humanas. ¡Os animamos a buscar y leer más sobre esta científica tan relevante!
Paralelamente, el movimiento feminista también se encontraba en un periodo de auge como fue la tercera ola. Estaba ocupado, precisamente, en señalar el androcentrismo (la visión del mundo que sitúa al varón como sinónimo de ser humano) presente en todos los ámbitos de la sociedad y del conocimiento, incluida la ciencia. Por tanto, eso que desde Occidente, consideramos que es pura objetividad, pues igual no lo era tanto.
Aquellas mujeres que integraron en su teoría y práctica tanto el feminismo como el ecologismo, se dieron cuenta de que la forma en la que el ser humano se relacionaba con la naturaleza se parecía demasiado a los sistemas de dominación – opresión ya conocidos como el patriarcado, la esclavitud o el colonialismo. Apropiarse de la naturaleza, colonizarla y explotarla, como si esta existiese solo para servirle, ignorando su dependencia con ella. Algunas teóricas exponen que esto es resultado de la infravaloración histórica de aquellos elementos considerados como «femeninos»: los lazos afectivos, la compasión, el cuerpo…
El cambio de valores que el feminismo lleva décadas demandando
Aunque existen diferentes corrientes , en general, el ecofeminismo defiende que la única forma de lograr la «sostenibilidad» que asegure la vida humana en la Tierra y que esa vida sea digna para todas, es superando esos sistemas a través de un profundo cambio de valores.
«Ya es hora de que los científicos investiguen la crisis de valores de nuestra sociedad occidental, muchos provenientes de la Vieja Europa, porque afecta a las otras. Hay que recuperar valores, como el de los cuidados, la justicia, la cooperación», comentaba el titular de la investigación.
Pues ya se estaba haciendo. Aun así, no queremos centrar el debate en quién lo ha pensado primero, sino que lo que debemos hacer es preguntarnos por qué esta es la investigación que se ha difundido entre periódicos, comunidad científica y cuentas de divulgación; y por qué estos mismos postulados de las teorías ecofeministas no. Lo cierto es que requieren de una revisión más profunda que aquella del «capitalismo destructor de la naturaleza» señalando también al patriarcado entre otros sistemas. Algo que todavía incomoda.
Por dónde seguir investigando
Aprovechamos para compartir algunos nombres de mujeres científicas que están relacionadas también con esta corriente como son: Vandana Shiva (doctora en ciencias físicas, activista y ecologista) ganadora del Premio Nobel Alternativo o Wangari Maathai (bióloga, política y ecologista) y que recibió el Premio Nobel de la Paz.
Para aquellas personas que hayáis llegado hasta aquí (que tiene su mérito) y deseéis profundizar, ¡os dejamos algunas recomendaciones!
Entrevista a Yayo Herrero, la referenta. Escuchadla, leedla. Es excepcional.
«Claves ecofeministas» de Alicia Puleo.
«Ecofeminismo y decrecimiento» de Victoria Aragón
«Quién le hacía la cena a Adam Smith» de Katrine Marçal
“Manifiesto para una Democracia de la Tierra” de Vandana Shiva
Y, como no, también os recomendamos apuntaros a nuestro curso de Introducción a la Teoría Crítica Feminista donde nos paramos un poquito más a explicar esta apasionante corriente.
¡Os esperamos allí!
¡Abrazos prismáticos!